Háblanos de algunas de tus obras más características y con las que te sientas más identificado.
Los trabajos más personales que he podido hacer son la serie de Quijote, los Cristos o los Gorditos. Son obras diferentes pero que a la vez tienen una correlación y un punto de unión. Suelen ser autorretratos. Primero vino Quijote, una figura lánguida, muy expresiva, enfurecido, siempre con la boca abierta y gritando por una rabia contenida. A continuación aparecieron los Cristos, también gritando, con las mismas características que el Quijote, representando el dolor real sufrido por el cuerpo humano. Son pinturas muy expresivas con una deformidad en el rostro atroz. No me preocupaba que aparecieran estéticos y armoniosos. Son obras muy viscerales que representan una queja por todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y yo sin poder hacer nada. De ahí viene el nombre de la serie de Yo no he sido. Después de estas dos series agresivas y oscuras, llegan los Gorditos. Son personajes libres, etéreos, producto de ese movimiento interno que tenemos las personas, esa necesidad de vivir, de luchar, de ser inconformistas, y que fluye por nosotros mismos. Suelen aparecer en actitud de dar y recibir. Esta figura aparece en respuesta a la representación de los Quijotes y Cristos.
Además de pintura y escultura, ¿con qué otras disciplinas artísticas nos puedes sorprender?
No me considero ni pintor, ni escultor, ni nada en concreto. Me gusta ser creativo e innovar. He hecho muchas cosas con alambre, hierro, plástico, materiales reciclables, etc. Lo que sea pero que sea manual, que yo lo sienta con mis manos.
¿Cómo ha sido tu experiencia en tierras galas?
Mi viaje a Francia ha sido una de las experiencias más satisfactorias de mi vida. Me lie la manta a la cabeza y me fui con mi amigo el ‘Titi. De la noche a la mañana decidí que me iba con él a buscarme las habichuelas. El coche donde íbamos, lo llenamos hasta arriba de cosas… una moto, dos bicicletas, cuadros, unas esculturas… (ríe) y como era de esperar, nos paró la Guardia Civil na’ más salir de Sevilla. Allí en París estuve con la familia de ‘Titi’, que me trataron genial y que me abrieron las puertas de su casa y de sus vidas. Mi primera experiencia fue cuando llegamos al bar de su sobrina y en la puerta del restaurante había un cartel que decía ‘Se busca artista para exponer’. La presentación se hizo con un grupo de música mientras yo pintaba. Estuvo bastante bien. Lo que sí me enseñó esta experiencia es que hay que ir con un proyecto bien planteado. Y con ese proyecto te escuchan. Yo fui con un poco de todo, pintura, escultura, reciclaje…
¿Por qué decidiste irte?
Me fui porque aquí ya sentía que no podía hacer nada más. He llamado a muchos sitios, he intentado levantar proyectos, hacer cosas… y no podía darme por vencido. Cuando realmente crees en algo, hay que luchar hasta el final.
¿Qué es lo que peor se lleva cuando decides irte a la aventura?
Lo que más echas de menos es el cariño y el calor de los tuyos. Mi mujer y mis hijos. Pasé las Navidades allí y el mayor contacto que tuvimos fue vía Skype.
Para un artista, debe ser importante poder vivir de su arte. ¿Cómo está la situación actualmente?
Esta pregunta puede tener dos respuestas. Es cierto que a día de hoy, es muy complicado poder sustentar plenamente la economía familiar a través del arte. Pero por otro lado, la expresión artística a mí me llena interiormente, es mi vida y por supuesto no lo cambio por nada.
¿Crees que es más difícil vivir del arte que hace 20 años?
Hace 20 años no era lo mismo. Ahora tenemos todos más responsabilidades, hipotecas… llevamos un ritmo de vida más acelerado. Es cierto que la época en la que vivimos nos brinda muchas posibilidades, pero escasas oportunidades. Hay una cosa que está clara, o eres la hostia, o necesitas un empujoncito.
Chipiona siempre fue tierra de grandes artistas, ¿cómo ves el panorama cultural actual?
Bastante bueno. Y seguirá siendo bueno siempre y cuando se les dé el apoyo que necesitan. Actualmente hay muchos jóvenes artistas que van saliendo del cascarón y que exigen un respaldo y un apoyo para poder seguir adelante.
Carnavalero de sangre, ¿eres de los que piensa que el Carnaval monopoliza el arte y la cultura en el pueblo?
Los pueblos tienen sus raíces. Y el Carnaval es parte de nosotros. Además de ser una expresión artística, para el pueblo es un mes de turismo y un incentivo importante en la economía de nuestros negocios. Al mismo tiempo, está en nosotros fomentar arte y cultura aparte del Carnaval. Para ello necesitamos una autoridad, una unidad entre los que nos dedicamos al arte. Una idea buena sería crear una asociación con intereses comunes, que uniera y creara lazos entre nosotros para hacer fuerza y crear presión. De esta manera se conseguirían muchas más cosas.
¿Crees que el equipo de Gobierno local invierte tiempo y dinero suficiente para el fomento del arte en Chipiona?
Sabemos perfectamente que cuando se hacen recortes, de donde primero tiran es de cultura. Partiendo de esta base, el apoyo que tanto necesitamos de las instituciones no va a venir. Somos nosotros mismos los que tenemos que tomar la iniciativa.
Un consejo para los que empiezan.
Hay que salir de Chipiona. Conocer, aprender, coger experiencia, abrir los ojos. No todo se reduce al término municipal de Chipiona.
Y para terminar, una crítica al pueblo.
Una gran falta de apoyo y ayuda a la cultura. Se entiende que no hay demasiado dinero, pero parte de éste se invierte en cosas que se podrían suprimir y fomentar el arte. La cultura es lo que te hace ser humano, y no nos podemos permitir tener un pueblo sin cultura. A la gente del pueblo decirle que despierte, que salga de sí mismo, que experimente, que tenga iniciativa… no podemos echarle el muerto a las autoridades y decir que no hacen nada. Nosotros podemos tomar la iniciativa, y es tan sencillo como ponernos de acuerdo y comenzar a hacer cosas.