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Las ‘praderas de posidonia’ chipioneras están compuestas fundamentalmente por algas zoosteras, conocidas vulgarmente como ‘cebas’. Las fuertes marejadas las arrancan de los lechos marinos y las llevan hasta la orilla, formando grandes hileras sobre la arena sin que el común de los mortales sepa las grandes propiedades fertilizantes y medicinales que poseen.

Las algas son un grupo de organismos de estructura simple que viven en el medio acuático y producen oxígeno al realizar el proceso de la fotosíntesis. Se diferencian de las plantas superiores porque carecen de tallos, hojas, raíces y sistemas vasculares verdaderos. En lugar de esto, se anclan a objetos sólidos mediante un órgano llamado hapterio o háptero y absorben los nutrientes directamente del agua, fabricando su alimento a través de la fotosíntesis. En el ecosistema marino sirven de alimento a infinidad de bancos de pequeños peces que a su vez atraen a otros mayores constituyendo una fuente de vida de valor incalculable, dándole a determinados litorales de playas una gran riqueza y variedad de especies.

La que más aparece en Chipiona es la zoostera, vulgarmente conocida por la ‘ceba’, que se puede ver a lo largo de las orillas rocosas durante la bajamar. Tiene una considerable riqueza de elementos fertilizantes, en su mayoría de nitrógeno. Estas algas se reproducen en este tipo de litorales, en que los arrecifes se extienden por toda la costa, junto a la otra especie presente, aunque en menor cantidad, denominadas ‘cintas’. Cuando se producen fuertes marejadas, las ‘cebas’ se arrancan de sus lechos marinos en el fondo del mar, y miles de ellas son arrastradas a nuestras orillas llegando a alcanzar, algunas veces hasta un metro de espesor. Durante muchos años, cuando aparecían en grandes cantidades en nuestras playas, se utilizaban como abono para el campo, mezclándose con estiércol, se exponía algún tiempo a la intemperie, para que con el sol y las lluvias perdieran la sal marina que contienen. Su composición en estado fresco es de 0,105 de potasa, 0,211 de ácido fosfórico, 1,775 de nitrógeno, 16,20 de agua, 22,73 de materias minerales y 61,07 de materias orgánicas; por lo que es fácil comprender su importancia como fertilizante.

Una eficaz medicina 

Otro de los grandes valores que tienen las algas de Chipiona radica en su riqueza en minerales y oligoelementos, que las convierte en una eficaz medicina para todo tipo de males. Hace ya tiempo se descubrieron los poderes curativos de las algas para desintoxicar, remineralizar y reequilibrar el organismo. Las investigaciones demuestran que las algas poseen una gran variedad de propiedades beneficiosas. Son fuente de medicamentos (anticancerígenos, antibacterianos y antifúngicos) gracias a sus compuestos de defensa frente al entorno.

El Centro Superior de Investigaciones Científicas destaca que las microalgas poseen betacarotenos, que en el intestino se transforman en vitamina A, imprescindible para fortalecer los dientes. También son fuente de luteína, que ayuda a reducir la degeneración de la mácula ocular y la aparición de cataratas. Además previenen las enfermedades cardiovasculares y regulan el colesterol al estar presentes en la dieta a través del pescado que se consume. Así, son empleadas eficazmente para combatir diversas enfermedades, que van desde los trastornos digestivos a la tuberculosis, sin olvidar las enfermedades de la piel. Por este motivo, los chipioneros siempre acogen con gran alegría su presencia e incluso intensifican sus baños en las zonas en las que su cantidad es mayor.

La decisión de construir en las playas de Chipiona el edificio del primer Sanatorio Marítimo de España a finales del siglo pasado por el ilustre médico don Manuel Tolosa Latour, avala el poder curativo de este litoral bañado por las algas.

Texto: Juan Luis Naval Molero

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