A lo largo de estos casi veintiocho años que el grupo C.A.N.S. (Club Amigos de la Naturaleza) lleva en esta cruzada por la defensa de la naturaleza, hemos ido viendo la evolución en la colaboración ciudadana. En cuanto al respeto al medio ambiente se refiere más concretamente en la recuperación de especies, en la que por un motivo u otro están movidos o perdidos de su hábitat natural.
Recuerdo cuando al principio, pedíamos colaboración para que aquellas personas que se encontrasen algún camaleón en peligro o accidentado nos lo trajesen. La gente ponía cara rara porque en aquel momento los camaleones no estaban protegidos. Fijaros como botón de muestra el hecho de que incluso en la plaza de abastos, junto con los pescaditos de colores, podíamos ver a estos camaleones metidos en jaulas como si se trataran de unos presos, que la verdad, eran totalmente inocentes. Se vendían con total tranquilidad e impunidad por unos diez duros de los antiguos.
Desde entonces hasta hoy afortunadamente la mentalidad y las leyes han ido cambiando. No tanto como quisieramos, pero si que ha habido una evolución positiva y sobre todo en la forma de pensar en cuanto al respeto de la naturaleza se entiende.
La lista de especies entregadas al grupo ecologísta C.A.N.S. es interminable, algunos de estos ejemplares tanto de aves como mamíferos son recogidos extraviados y fuera de su entorno. Otros son desgraciadamente abatidos por algunos cazadores sin escrúpulos ni principios cuyo lema es «pajaro que vuela, a la cazuela». Aunque realmente ni eso llevan a cabo, pues algunas de éstas aves, sobre todo rapaces y aves de mar, son tiroteadas y luego abandonadas porque no interesan gastronómicamente hablando.
Decir desde aquí que afortunadamente este deporte de la caza también ha dado un giro total y que ya es una minoría aquellos mal llamados cazadores que siguen sin respetar las mínimas normas impuestas para dicho deporte, contando desde el grupo ecologista con una gran colaboración de los cuales muchos de ellos son verdaderos amantes del campo y que en multitud de ocasiones también nos han traído especies de aves heridas.
En todos estos años han sido cientos las especies que hemos recogido y que posteriormente se han entregado en los dos principales centros con los que trabajamos dese entonces: Zoológico botánico de Jerez y el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas C.R.E.A.
Ambas entidades son un ejemplo de perseverancia, buen trabajo y amor a los animales, intentando por todos los medios que estos animales, una vez tratados, puedan volver de nuevo a su medio natural. Para ello en sus instalaciones a parte del material especializado para operaciones complicadas, jaulones de vuelo, alimentación específica, medicina, etc… Cuenta sobre todo con un grupo humano, biólogos, veterinarios y voluntarios a los cuales les gusta su trabajo y como he dicho antes se vuelcan al máximo para volver a darles la libertad que alguien le quitó.
Entre los animales más importantes que hemos recuperado hay una lista interminable en cuanto a rapaces, citaremos especies como: buitre leonado, milano real, ratonero común, milano negro, águila calzada, gavilán, aguila culebrera, cernícalo, cernícalo primilla, cuervo y urraca entre otros.
Entre las nocturnas nombraremos a la lechuza común, el búho chico, el cáravo, el autillo y el mochuelo.En cuanto a las marinas, aparte de la gran cantidad de gaviotas recogidas también, nos han traído cormoranes, ALCA torda, pardela, eskua, charrán, alcatraz, arao, frilecillo… Otras aves de las zonas palustres y húmedas recuperadas son: la cigüeña común, garcilla buhellera, espátula, flamenco, avefría, polluelo, ánade real y la garza real e imperial.
En cuanto a la mar, puede que sea lo más destacable y llamativo. Pudiendo nombrar al delfín común o mular, la foca de casco, la marsopa y el calderón. De este ámbito, se lleva la palma en cuanto a tamaño se refiere el rorcual que salió en la zona de la Cruz del Mar hace unos seis años, además de las tortugas bobas Carey y Laud.
Y sin olvidarnos de los reptiles. Viendo como la gente que al principio solo nos traía camaleones y al día de hoy se preocupan y nos traen especies como lagartos, gallipatos, e incluso culebras: ya sean bastardas, de escalera o de herradura. Algo que antes era impensable, ya que antes lo que se hacía era matarlas.
Más de una obra ha estado parada porque en algún tubo se metió una culebra y los obreros nos avisaron para ir a recogerla. Otro caso bastante curioso es el de los lagartos que entran en tiendas. El más reciente en la Avda. del Esturión, dentro de un establecimiento de informática, donde un lagarto ocelado sembró el pánico entre sus trabajadores y clientela. Nos avisaron para recogerlo mientras todos esperaban fuera de la tienda.
Este verano desde la Policía Local recibimos también una llamada pasada la media noche para comunicarnos que había una persona reclamando ayuda porque había visto como entraba en su dormitorio una serpiente de un metro de largo aproximadamente. Ésta persona pedía que por favor la recogiésemos. Recordamos tambíen la cantidad de lagartos caídos en piscinas que más que correr, vuelan ppor sus paredes. O un erizo que se cayó en un pozo… y así innumerables casos del día a día del grupo ecologista C.A.N.S.
Quiero aprovechar estas líneas para agradecerle a tantísimas personas que colaboran en la recuperación de especies. Algunas con tanto celo que nos han llegado a traer algún camaleón de la zona de las dunas, es decir, de su hábitat. Lugar de donde nuncas e deben coger puesto que están en su «casa» y este desplazamiento repercute negativamente a estas especies territoriales. Así que recordar que cuando veáis algún animal en el campo o en el mar y esté sano, no hace falta que nos lo traigáis, puesto que lo depositaremos en el mismo lugar.
De todas formas lo que más nos gustaría señalar es que cada vez se recuperan menos animales, señal inequívoca de que el respeto hacia ellos es mayor. El grupo Ecologísta C.A.N.S. agradece la sensibilidad de muchas personas con las especies que conviven con nosotros. El respeto a los animales dice mucho de la cultura de un pueblo.
Texto y fotografía: Club de Amigos de la Naturaleza Scipionis