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TANO tren de la epoca

Tren de la época

En el verano de 1936, a los pocos días del golpe de Estado franquista, el por entonces rector del Santuario de Regla, fray Agustín Zuluaga  Bilbao, marchaba de manera urgente dirección a Granada con un hábito de más en su bolsa y la misión de sacar de aquella ciudad a Dionisio Venegas Heredia, el hijo del farero de Chipiona, oculto desde finales de julio en la Catedral por temor a que lo fusilaran.

El rector Agustín Zuluaga conocía a Dionisio Venegas desde que  su padre, funcionario del cuerpo de torreros,  fue trasladado desde el faro de Sacratif, en Motril, a Chipiona,  a principios de 1930. Se hacen íntimos amigos cuando en mayo de 1931 llega el rumor a Chipiona de que quieren incendiar el Convento de  Regla y el padre de Dionisio Venegas, a pesar de ser de Unión Republicana, ofrece la residencia del faro en caso de que los frailes necesitasen refugio.

Dionisio Venegas Heredia nació en Motril, el 18 de agosto de1908. Allí creció junto a sus padres y hermana. Gracias a su tío materno, el cura  Antonio Heredia Bazo, pudo estudiar  bachiller en Granada capital, título que obtiene con dieciséis años. Continúa allí sus estudios ingresando en la escuela de Magisterio La Normal en 1924. Tras finalizar el grado de maestro, en 1928, comienza los cursos preparativos para ingresar en la Facultad de Filosofía y Letras en la licenciatura de Derecho. Dos años después de iniciar la carrera, en 1930, trasladan a su padre al faro de Chipiona, por lo que durante largas temporadas y en verano visita la localidad.

gobernadorPersona extremadamente culta, se codeaba con la élite cultural de Granada, como el periodista y director del diario “El defensor de Granada”, Constantino Ruiz Carnero. Defensor  de la escuela laica, se afilia al Partido Socialista y al sindicato de Trabajadores de la Enseñanza, vinculado a la U.G.T.  Nuestro pueblo fue su lugar de residencia hasta septiembre de 1934, fecha en que saca plaza como maestro en la escuela unitaria de la barriada de Bobadilla de Granada capital. Durante estos cuatro años,  además,  termina la carrera de Derecho, contrae matrimonio y comienza a preparar oposiciones para notario, a las que dedicaba largas tardes y noches de estudios.

Tras el golpe de Estado franquista del 18 de julio de 1936 comienzan a llegarle las noticias de que muchos compañeros del sindicato de la enseñanza están siendo detenidos y algunos fusilados y un amigo le aconseja que se ocultase durante una temporada. Es por eso que,  tras hablar su suegro con el sacerdote y maestro de ceremonias de la Catedral de Granada, Francisco Herranz Piquero, decide ocultarse en una de las torres. Su mujer, hija de Galán, un empresario granadino, le dejaba todos los días una cesta con comida y algunas mudas. Allí permaneció oculto desde mediados de agosto hasta finales de septiembre, bajo el mismo techo que otro sacerdote que fue uno de los instigadores de las ejecuciones que se sucedían en Granada y dirigidas principalmente hacia los intelectuales y que se llevaron por delante incluso al insigne Federico García Lorca.

Incomunicado y ajeno completamente al plan orquestado desde Chipiona por su padre y los francisanos del Convento de Regla, su hermana se presentó un día y le informó que al día siguiente vendrían a buscarle para llevarle a un lugar seguro.

Al día siguiente se presentó fray Agustín Zuluaga  Bilbao; había venido a llevárselo. Le trajo un hábito de fraile en un cesto, se cambió y salieron a la calle. A las mismas puertas de la Catedral le hizo una foto un fotógrafo callejero, que utilizaron para falsificar el pase que el mismo Queipo de Llano había expedido al rector del convento. Bajo la tutela de fray Agustín Zuluaga y con los salvoconductos en la mano, cogieron el tren desde Granada haciendo noche en un convento a mitad de camino.

Agustín Zuluaga

Agustín Zuluaga

“La primera noche de vuelta la pasamos en un convento que nos caía de paso. El superior de la orden que lo ocupaba preguntó a fray Agustín que quién era yo. -Oh, es un hermano lego rojo-.  Los dos se echaron a reír. Me dijo que no tenía nada que temer, que ahora me hallaba en su territorio y que todo estaba tranquilo. Yo no me sentía tan seguro: en el tren había visto a un guardia falangista, un hombre al que conocía desde niño y él me miró fijamente y creo que me reconoció, aunque no dijo nada”.

A pesar de todo lograron llegar a Chipiona con los pases falsificados. Muy pocos eran los que conocían el plan: su padre y familia cercana y los frailes, fray Antonio de Aracil, fray  Luis Rodríguez Sanromán, fray Antonio Falcón y fray Agustín Zuluaga. Estuvo escondido en una de las celdas del convento y le advirtieron que no podía dejarse ver por el pueblo, ni siquiera para visitar a su padre, en tanto no se hubiesen calmado los ánimos en la localidad, donde habían sido detenidos los principales dirigentes políticos y sindicalistas y habían comenzado los fusilamientos.

Agustín Zuluaga, mientras tanto, visitó en Cádiz al nuevo gobernador civil, Eduardo Valera Valverde, quien tras su colaboración en el intento de golpe contra la Segunda República junto al general Sanjurjo en agosto de 1932 fue relegado de su puesto y pasó una larga temporada exiliado  en Chipiona, dónde había entablado amistad con el padre de Dionisio Venegas. Fray Agustín regresó de Cádiz con un paquete que contenía un uniforme de falangista y una camisa azul. Uniformado, Dionisio Venegas se dispuso a salir del convento por primera vez desde su llegada y visitar a su padre. Tras un par de días en casa salió a la calle convertido en un falangista, tratando de eludir las constantes preguntas a las que se veía sometido por los vecinos que lo reconocían.  En octubre se trasladó a Cádiz como secretario personal de Eduardo Valera Valverde, hasta que en maro de 1937 se traslada junto con éste a Córdoba dónde había sido nombrado nuevo gobernador civil de aquella ciudad.

TANO ruiz carnero LORCA

 Ya por entonces las autoridades de Granada estaban tras su pista. No se sabe si fue por una denuncia de alguien que lo reconoció allí en Córdoba pero lo cierto es que desde Granada le reclaman que comparezca ante las autoridades. Valera Valverde le dijo que se presentara, que él velaría para que nada le ocurriese. Pero al llegar fue detenido y puesto a disposición de la justicia militar. En octubre de 1937 fue sometido al Consejo de Guerra en la causa número 1023 en la que se investigó su relación con los frailes y con el  gobernador civil, fue acusado de  pertenecer al Partido Socialista y estar afiliado al Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza. Fue condenado a 30 años de reclusión por el delito de adhesión a la rebelión. Pero no fue todo, en los años sucesivos Dionisio Venegas  fue juzgado por masón e investigado por la Comisión de Depuración del Magisterio que le retiró su plaza de maestro.

La acción de fray Agustín Zuluaga le salvó la vida y ante la pregunta de Dionisio Venegas de por qué lo había hecho, por qué se arriesgó de esa manera  le contestó que  “él era rector de un convento, sabía sus deberes, y su conciencia le dictaba el modo de hacer práctica su intención de protegerme”.  Desgraciadamente durante la Guerra Civil española no todo el mundo hizo lo que su conciencia le dictó.

Fuentes y textos:

 

Fraser, Ronald. “Recuérdalo tú recuérdalo a otros” pág. 418-421, Planeta d´Agostini. 2005. Barcelona.

Archivo General de la Administración. Comisión Nacional de Depuración del Magisterio. Expediente de Dionisio Venegas Heredia.

Archivo Histórico de la Universidad de Granada. Expedientes académicos de Dionisio Venegas Heredia.

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