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Los hermanos Castro Castro (Manu y Darío) se entienden a la perfección. Una mirada les basta. Después de diez años en que su progresión como autores ha sido constante, han decidido hacer un alto en el camino teniendo en cuenta sus circunstancias personales. Es buen momento para hacer balance, echar la vista atrás y ver el camino recorrido. Y el que aún les queda por recorrer. Este Carnaval se les echará de menos en los escenarios, pero tienen claro que quieren volver y hacerlo con más fuerza si cabe. Las músicas de Darío Castro y las letras de Manu ya se han ganado un hueco en la continua historia que se escribe en Carnaval.

Son mellizos, nacieron juntos y juntos han pasado su vida carnavalesca. Aunque de pequeños no tuvieron grandes referentes carnavaleros dentro de su familia más próxima, ya en su adolescencia el sentimiento y la musicalidad de las agrupaciones de Cádiz avivó en ellos la llama del Carnaval. “Lo veíamos por la tele y empezamos a engancharnos y a cantar entre amigos. Hasta que nos decidimos a hacer la chirigota”. Darío es un apasionado de la música y a Manu Castro desde muy pequeño le encantaba leer y escribir. Sus aptitudes estaban muy focalizadas a estos dos campos. Y así lo hicieron en sus estudios. Manu es licenciado en Filología hispánica y Darío en Magisterio musical “El tener unos estudios te ayuda a la hora de escribir y componer, pero también es un peligro. No se puede pecar de elitista, tienes que pensar que lo que escribes no es para ti, sino para un público. Por tener estudios no quiere decir que seas mejor que otro. En absoluto. De hecho, muchos de los grandes autores de música, por ejemplo, no tenían formación ninguna y sacaban las melodías incluso sin guitarra. Antonio Martín García, tampoco tiene una formación específica y es tan buen letrista como otro que haya podido estudiar Filosofía. Lo que hay es que saber llegar a la gente”.

En este sentido, Manu Castro asegura que su esposa, su hermano y su grupo son los tres grandes filtros que pasan sus letras. “Hay veces que me ha pasado esto. Escribo cosas que a mí me gustan, pero que son difíciles de entender y ellos me dicen esto sí o esto no. El mensaje hay que hacerlo asequible y el conocimiento darlo en pequeñas dosis. Las letras del Carnaval tienen que hacer pensar a la gente de manera pedagógica”. Las agrupaciones que ambos han sacado a la calle se han distinguido desde el principio por una musicalidad cuidada. “Lo primero que te sale es algo que el oído se espera. Y cuando hago algo que el oído está esperando no me siento conforme. Me gusta darle una vuelta de tuerca y encontrar mi estilo o la sorpresa musical” afirma Darío. Sin embargo, con la humildad y la sencillez que le caracteriza, asegura no sentirse autor de músicas. “Yo entiendo que la música es lo que queda al final, con la forma y la peculiaridad que le da el grupo. No lo que yo llevo al principio. Lo que yo hago es una materia prima que luego se va moldeando. José Antonio Ramírez en los últimos años que hemos sacado la comparsa, se ha estado implicando mucho en la parte musical”.

La chirigota: sus primeros pasos
Pese a que reconocen que sus habilidades estaban más enfocadas a la comparsa, y que esa era su verdadera vocación, su primera empresa carnavalesca fue una chirigota: `Los posturas´. “Cuando empezamos la chirigota los dos estudiábamos fuera. Manu en Cádiz y yo (Darío) en Sevilla. Yo tenía muchas ganas de hacer una agrupación y salir cantando, que nunca lo había hecho. Y mi hermano tenía ganas de escribir”. En esta iniciativa contaron con el apoyo de otras personas como Juan Mellado `Copequi´, Enrique Mellado `Cuco´, Rafa Castro, Pepe Moreno o José Manuel `Yanqui´. “Ellos aportaban mucho. Sobre todo en los cuplés, solíamos delegar bastante en `Juanillo Copequi´ o en Rafa. También Manolo Zarazaga nos ha echado un cable muchas veces. Nunca hemos querido acaparar la autoría de un grupo ni que la vanidad pudiera con nosotros, al contrario. Ir todos juntos en la misma dirección hace más grande todo lo que se haga”. De aquella chirigota quedó en claro un estilo con aires `acomparsados´ en tanto que la poesía en los pasodobles era más que notable y se rehuía de los vulgarismos. Tras `Los posturas´, llegaron `Los fracasaos´, `Humor Amarillo´, `Los enteraos´ y `Lo que me faltaba por ser´, año que marcó un antes y un después en el devenir del grupo. “Quizá fuera de los mejores años de la chirigota. Yo no pude salir –cuenta Darío-, pero estuve muy implicado en la música y en los ensayos. A la hora de escribir, Manu siguió estando ahí”. Darío salió entonces en `Carnavadictos´, de Marcos García. “Estuve tres años en la comparsa de Marcos y Pedrosa y fue una experiencia buena. Aprendí muchísimo y me lo pasé genial. Es un grupo con el que da gusto cantar”. Sin embargo, la chirigota ya pasó a un segundo plano, siguió su curso y los hermanos Castro Castro se volcaron en un proyecto de cantera.

La comparsa juvenil, prueba de fuego
Para los hermanos Castro Castro echar a andar una comparsa juvenil era una prueba de fuego. `El Atrapasueños´ (2008) fue el primero de los tipos. “Pusimos en marcha a un grupo de chavales jóvenes con mucha incertidumbre a la hora de arrancar. Allí estaba la base del grupo de ellos que sigue hoy (`Charli´, Peña, Cristóbal, Marcos Oliva…). Tal vez si no hubiésemos tenido esta oportunidad de componer, no nos hubiéramos lanzado con nuestra propia comparsa”. Después de conseguir el difícil reto de poner este grupo en la calle, hicieron `Don Infierno Carnaval´ (2009) y colaboraron en `La facultad´ (2010) y `Los que apuntan alto´ (2011). “Aquello nos sirvió como trampolín para luego hacer nuestro grupo. Vimos que éramos capaces de hacer una comparsa. La parte creativa estaba, y gente con ganas de salir también había”.

La comparsa adulta, sueño cumplido
“Los Cazarrecompensas (2010) fue nuestra primera comparsa. Había un grupo de amigos procedente de la chirigota, otros de la comparsa de Marcos García y algunos que no habían salido en los últimos años que tenían ganas y virtudes para empezar esta nueva empresa”. Han sido tres años de Carnaval donde pese a no contar con un grupo muy numeroso (han rondado los doce componentes), han dado la talla en los escenarios. `Los Mentalistas´ y `El Mensajero 2012´ completan su trío de comparsas. “El año que viene queremos retomar la comparsa. Con los mismos componentes si puede ser y alguno más que nos hiciera falta. Cuando este año decidimos no salir, quedamos en que si volvíamos lo hacíamos con el mismo grupo. Hemos estado muy cómodos y nos sentimos muy realizados. En cuanto podamos, volveremos”, aseguran.

La cabalgata, el colofón anual
En la cabalgata también han estado muy implicados. “Empezamos con `la Lichi´ y luego creamos junto con nuestros amigos la agrupación Marielo”. En esto se volcarán este año. “Siempre hemos compaginado la cabalgata con la chirigota o la comparsa y se echan muchas horas. Hay que hacer un esfuerzo extra, pero compensa. Este año nos vamos a volcar aquí. La cabalgata tiene otro ritmo y otros horarios que sí podemos asumir”, concluyen.

 

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Fotografía: Pepe Miranda.

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