En primera línea de playa y en un estado semi ruinoso, inclumpiendo las ordenanzas de ornato y limpieza. Abandonado a su suerte por la propiedad y sin nadie que lo ampare ni se preocupe por sacarlo con celeridad de la situación en la que se encuentra. Desde el Ayuntamiento lo más que se ha logrado ha sido vallarlo para preservar mínimamente la seguridad, pero los demás informes que se realizan se ven ralentizados por la burocracia y las misivas no llegan a ninguna parte. El hotel cruz del Mar es el símbolo de la Chipiona que fue y la que es actualmente. Un monumento que retrata perfectamente los niveles a los que ha descendido nuestro turismo merced a la especulación urbanística
El hotel Curricán, luego Cruz del Mar y sus aledaños han sido durante años un emblema para el turismo. Un referente de calidad que ha dado prestancia a la localidad de Chipiona. Su buen servicio y el perfil de su clientela lo hacían ser la punta de lanza de nuestro sector hotelero. Su primer propietario, nos confirma el que fuera director del hotel hasta el año `96 Antonio Pérez, fue Pedro Domínguez, de Jerez. Éste se lo vendió a Antonio Dorantes, de Lebrija y éste a la familia Devos. El turista que venía era fundamentalmente extranjero y de importante nivel adquisitivo. “Nosotros trabajábamos con touroperadores alemanes fundamentalmente”, apunta José Torreño, que desde 1984 ha estado ligado a este hotel y a la familia Devos, propietaria del hotel Cruz del Mar. “El hotel lo compró el padre de Bernard Devos, que era mi jefe. Ahora mi jefe es Laurent, hijo de Bernard”, aclara Torreño. Él es uno de los supervivientes del hotel Cruz del Mar. Entró como recepcionista pero con el paso del tiempo fue cogiendo más responsabilidad hasta convertirse en hombre de confianza de Devos. José Torreño fue el último trabajador que estuvo en el hotel. “Yo fui el que echó la llave del hotel. El último que cerró las puertas del establecimiento. Antes de cerrar me fui al cuarto donde solía cambiarme y luego al echar la llave tuve un sentimiento de pena y de nostalgia. Pero no sabía la importancia que aquel gesto iba a tener para Chipiona. Me parecía que al día siguiente iba a abrir otra vez. Es como cuando te falta un familiar, al principio no te lo crees y luego es cuando lo echas de menos”.
El cierre, la venta y los pasos seguidos
Cuando el hotel cierra a los trabajadores se les ofrece la posibilidad de seguir en alguno de los distintos centros que tiene la familia Devos y José Torreño opta por esta opción. A día de hoy es jefe de compras del hotel que tiene Laurent Devos en Tarifa, el Artevida. “Confían en mí plenamente porque yo trabajo como si la empresa fuera mía”, recalca. Otros trabajadores fueron indemnizados, destinados a Trebujena o Benalup. En este punto se llega a un tema que genera controversia. El hotel había cerrado según la versión oficial por falta de acuerdos con el ayuntamiento y por problemas internos, pero algunas de las fuentes consultadas ponen en duda que este fuera el motivo real del cierre del hotel. José Manuel Rey, actual cabeza visible del Partido Andalucista en Chipiona y los ya retirados del ejercicio político Manuel Ávila y Luis Mario Aparcero coinciden en señalar a González Cabañas, entonces presidente de la Diputación de Cádiz y alcalde de Benalup, como principal responsable del cierre del hotel. “González Cabañas venía `zorronamente´a visitar a Devos al hotel cuando yo era alcalde, pero yo no sabía sus intenciones. Su intención era engatusarlo y ofrecerle unos buenos terrenos en Benalup de Sidonia para que Devos (quien tampoco nunca me dijo nada) a la larga se marchara de la localidad de Chipiona poniendo argumentos varios. Entre ellos, que nosotros no le habíamos ofrecido apoyo”. José Manuel Rey, abunda en esta línea y señala: “El señor Devos hizo un acuerdo con González Cabañas, presidente entonces de Diputación y alcalde de Benalup, para montar un hotel en Benalup con subvenciones de la Junta de Andalucía y Diputación de Cádiz. Cabañas se lo facilitó todo y Devos se instaló allí. Por otro lado, el hermano de Cabañas fue el que hizo la obra nueva aquí en Chipiona. El que hace los tratos con aquellos terrenos”. José Torreño quiso dejar constancia de que estos terrenos se habían comprado antes de que se fraguase la venta del hotel Cruz del Mar y todo lo que se habla de esta relación con Cabañas. “Devos tenía la ilusión de hacer un hotel de lujo con un campo de golf, y ahí tenía disponible un sitio exclusivo, que es lo que él quería, pero tenía los terrenos de antes de haber vendido el hotel de aquí”. Sin embargo, Manolo Ávila, que fue delegado de Urbanismo no tiene dudas. “González Cabañas es el que lo ha tramado todo. A lo mejor es un buen caso para que la Fiscalía Anticorrupción tome cartas en el asunto”.
Manolo Ávila narra como fueron sus días en la delegación de urbanismo, donde sucedió a Fernando Hermoso. “Fernando Hermoso estaba en la delegación de urbanismo con Justo Masot como alcalde tras la moción de censura a Luis Mario y yo le sucedí en el cargo. Se estaba planteando entonces una modificación del PGOU y yo fui a Madrid a reunirme con la empresa que estaba contratada para eso. Vi cosas raras, que no me gustaron, pero decidí tirar para adelante para no hacerle perder al Ayuntamiento 23 millones de pesetas que había costado el estudio del Plan General”. Es en 1999 cuando el PGOU queda visto para su aprobación, aunque a última hora –según Ávila- Luis Mario lo frenó todo por otro tema que tenía que ver con la depuradora y no es hasta 2005 cuando se aprueba. “Mi sorpresa fue que en el Plan General no se había metido el hotel como suelo hotelero. Mucha gente se preguntaba qué había pasado con aquello y decían que había sido un olvido. Luego, como yo tengo un comercio, me enteré que la empresa que supuestamente había cogido el hotel (que ya no es hotel sino suelo urbano turístico donde se pueden construir viviendas) tenía que ver con el ex alcalde de Benalup de Sidonia, González Cabañas”. Este `olvido´ pudo haber sido realizado, según Ávila, con la anuencia de Dolores Reyes, ex alcaldesa de Chipiona. “Ella tenía muy buena relación con Cabañas”, apunta por otro lado José Manuel Rey.
Desde las filas del partido socialista, José Antonio Sotomayor, que ha ostentado la delegación de urbanismo y que actualmente es el portavoz del partido, afirma que el suelo del hotel propiamente dicho sigue siendo hotelero y que lo que sí se ha debido cambiar es la zona donde ya está construido. “Hablo de lo que está construido y hasta donde yo sé, que es lo que a mí me ha tocado gestionar. Yo nunca llegué a conocer al propietario del hotel y yo solo sé lo que se hizo. Nunca llegó a mis manos a la oficina nada de Urbanismo distinto a lo que se hizo. Y cuando se hizo, digo yo que sería legal y tendrían sus informes. Tanto el promotor como el constructor se declararon en quiebra y se quedaron ahí ese conjunto de viviendas semiconstruidas”. Cuando se da una situación de este tipo ocurre lo que perspicazmente apunta Manolo Ávila.
Los unifamiliares adosados: `el mamotreto, el tanatorio´
Otro elemento que choca en el paisaje de primera línea de playa, además del hotel Cruz del mar en el estado en que se encuentra, es el conjunto de viviendas unifamiliares adosadas que se encuentra junto al hotel, en una plaza que antes era pública. José Manuel Rey afirma que esa plaza se la vendió Luis Mario a un empresario que llamaban `el Logroñés´. “Ahí `el Logroñés´ actuó de puente, de hombre de paja para vendérselo a Devos. Luis Mario sabía donde iba a acabar el hotel si no, no lo hubiese vendido a este señor, que además hizo varios negocios urbanísticos aquí en Chipiona”. José Antonio Sotomayor, por su parte, reconoce que aquella construcción “si fue legal, fue un error. Habría que haberla evitado porque es una verdadera calamidad, un `mamotreto´. Es antiestético. No comparto ni ese proyecto ni el de atrás, aunque el de atrás puede tener un pase”. Luis Mario Aparcero, está muy enfadado con la labor del arquitecto de estos adosados. “No sé quien fue el arquitecto de ese `tanatorio´, pero es lamentable que eso esté en la última parcela construible del borde marítimo de Chipiona. Aquello es propio de una ciudad del extrarradio. Con una piscina ridícula que vende mucho, pero que por sentido mucho común se sabe que es una tontería. El paseo debería haberse rematado con un diseño más o menos andaluz, acorde con todo lo demás. Empieza el Santuario, el faro en la mitad, y al final…eso”.
El papel del ayuntamiento en relación al hotel Cruz del Mar
Una de las razones esgrimidas para justificar el cierre del hotel fue que el ayuntamiento no facilitaba la labor del empresario. “Se le pudo haber ayudado más –declara José Torreño-, desde el ayuntamiento se pusieron muchas trabas a los proyectos que se presentaban”. Manolo Ávila reconoce que ciertos proyectos se rechazaron, pero señala que también se le hicieron concesiones. “Cuando yo entré en el año `83 en el Ayuntamiento ya desde el hotel habían tenido contacto con Miguel Valdés (entonces alcalde) para hacer unas modificaciones allí. Lo que pasa que la oposición no lo permitió. Querían hacer un restaurante y un apartahotel donde están los duplex ahora. Este señor volvió a llamar luego al Ayuntamiento cuando ganó el Centro Progresista. Esa propuesta tampoco se admitió porque eran tres plantas. Un bajo y dos arriba y no lo vimos bien para Chipiona. Sí le solucionamos lo de hacer una discoteca y se le vendieron algunos terrenos de propiedad municipal. También se le concedió techar un paso público que ellos querían techar. Se le hicieron concesiones, lentas, pero se le hicieron”. Luis Mario relata que él tuvo en principio buenas relaciones con el señor Devos y no cree que su gestión fuera en contra de los intereses del hotel. “Creo que le ofrecí todo lo que podía ofrecerle para que su empresa tuviera mucho éxito. Por ejemplo, este hotel llegó a tener cuatro estrellas gracias a una reforma urbanística, una adaptación que se le hizo en mi época”.
La situación actual
“No sabemos quién es el dueño del hotel, no hemos podido localizarlo”, afirma José Antonio Sotomayor. Estas palabras reflejan el oscurantismo que hay en torno a la propiedad actual del hotel. Nadie quiere saber nada. Todos escurren el bulto y no se consigue saber muy bien qué personas físicas o jurídicas están detrás de un hotel en estado ruinoso que no cumple con las ordenanzas de ornato. La realidad es que las empresas promotora y constructora se declararon en quiebra hace ya algún tiempo y el hotel pasó a manos de Caixa Nova y posteriormente al Sareb (vulgarmente conocido como `banco malo´). “Cuando pasan estas cosas –afirma Manolo Ávila- el banco se queda la finca, pero el coste al final lo acaban pagando los ciudadanos”.
Antonio Peña, alcalde de Chipiona, sabe la situación que existe y apunta algunas alternativas. “Yo intento que esto sea hotel o al menos establecimiento hostelero. Por los puestos de trabajo que da y porque tenemos que ampliar la oferta hotelera de Chipiona, Hay una figura legal nueva, que es el apartahotel que es muy similiar pero más flexible en cuanto a las zonas comunes. Se han producido algunas ofertas de compra pero para hacer un hotel casi todo el mundo coincide en que eso ya se ha quedado muy pequeño”. Respecto a porqué no han fructificado ninguna de las ofertas, Antonio Peña expone las trabas que se han encontrado los empresarios con intención de comprar. “Primero no saben muy bien a quién dirigirse y nos piden que actuemos como interlocutores. Nosotros nos hemos ofrecido a ayudar y hemos pedido precio al banco propietario. Se dio precio y el empresario aceptó la cifra. Estaba dispuesto a comprar pero sucesivamente le han ido subiendo el precio hasta que lo han cansado. Ahora estamos esperando al Sareb, que no nos ha dado respuesta sobre cuánto querría por los terrenos”. Aparte de la compra por parte de un empresario hay otra salida que es la expropiación. Casi todos los partidos políticos coinciden en la viabilidad de esta opción, puesto que concurren varios factores que ayudarían a que se concretara. Esta postura la refuerzan además las fuentes consultadas que aunque ya no estén en el ejercicio de la política han tenido participación directa en ella. Luis Mario asegura que él se lo ha recomendado varias veces a Manuel García y a Antonio Peña. “Hay que expropiar por interés general. Tenemos treinta y dos viviendas a medio construir que se pueden utilizar para los jóvenes de Chipiona con un precio o alquiler pactado”, propone Luis Mario. Otras opciones que todo el mundo contempla de un modo u otro son las de hacer un centro de mayores o una Escuela de Hostelería, lo que tendría futuro especialmente teniendo en cuenta la demanda que hay en toda Europa de profesionales del sector hostelero y las subvenciones que desde Europa se podrían obtener para un centro de estas características. “Si la propiedad está pasiva y el hotel sigue en la misma situación, la administración debe expropiarlo por preservar la seguridad, la salubridad y el ornato del lugar. Además de por interés social. Si el uso hotelero no fuera posible hay que adaptarlo y hacer una residencia de tiempo libre, un geriátrico o lo que sea, pero que se aproveche”, remata Isabel María Fernández, de Izquierda Unida.
El cierre del hotel fue la muerte comercial del centro de Chipiona en invierno. “A este turista extranjero que venía le gustaba nuestro clima incluso en invierno, lo cual combatía la estacionalidad del turismo y generaba por sus hábitos algo muy interesante. Cuando terminaba el desayuno español, llegaba el lunch de los extranjeros, luego venía el almuerzo de los españoles, y prácticamente tras el café de los españoles, venía la cena del forastero y luego la cena nacional. Esto hacía que el sector de la hostelería estuviera continuamente funcionando”, expone muy gráficamente el periodista de la radiotelevisión municipal Cristóbal Ruiz.
Rosalía Salguero, ex trabajadora del hotel y actualmente trabajadora de la delegación de Turismo en Chipiona, sabe de primera mano que lo que ha supuesto el cierre del emblemático hotel Cruz del Mar. “Aún algunos de los que venían al hotel siguen viniendo a Chipiona, son los más fieles pero la economía se ha resentido mucho”, reconoce.
Y es que la venta del hotel no solo perjudicó a los ya mencionados establecimientos de hostelería. También estancos, tiendas de ropa, de obsequios, proveedores y técnicos que arreglaban cosas al hotel… todos estaban dentro de una cadena que ponía en funcionamiento la maquinaria económica de Chipiona. “Con los clientes del hotel Cruz del Mar manteníamos una relación de todo el año y nos mandaban sus postales que poníamos aquí en el tablón de anuncios de nuestra taberna. También venían a comprar arte. Pasaban por nuestras exposiciones y compraban siempre, porque para ellos comprar arte aquí era barato”, relata Mamé Valdés, propietario de la taberna El Chusco. Todos están de acuerdo en que el cierre del hotel Cruz del Mar fue un pesado lastre con el que aún cargamos.
La estampa que ofrece el edificio expuesto a los agentes erosivos y completamente abandonado en pleno paseo marítimo de no es la mejor carta de presentación para que podamos seguir pregonando eso de Chipiona, municipio turístico. Mientras despunta en el horizonte la posibilidad de la expropiación como una salida, aparece la sombra de duda sobre la limpieza de la gestión del pasado. El tiempo de estar cruzados de brazos ya se pasó, ya va siendo hora de tomar decisiones y de saber qué ha pasado verdaderamente para que un emblema del turismo, un referente de calidad llegue a esta situación. Toca dejar la queja amarga, tan propia de aquí, y pasar a la acción. Dejar el lamento y pasar al fundamento.
Fotografía: Manuel Jurado, Curro Rodríguez y archivo de Juan Luis Naval Molero (cronista de la villa)
Y digo yo, si no se localiza al propietario, ¿no se mira en el registro de la propiedad? y si la persona que está en el registro no se considera dueña del edificio,¿porqué no se expropia a quien figure en el registro como propietario del edificio por una cantidad simbólica? Una vez en mano del ayuntamiento se hace una cooperativa de gente de Chipiona que lo vaya a trabajar y gestionar. Se estudia cuanto cuesta la reparación, se financia con la agencia idea (a pagar por la cooperativa) y se pone en marcha…
Es una de las cosas que más pena me ha dado en los últimos años de Chipiona…ver cómo cierran el Hotel Cruz del Mar.
Y realmente el constructor de «la cárcel» aledaña es para meterlo en la misma!! no se puede tener peor gusto…realmente parece hecho a mala leche…afea el paseo y no tiene ningún sentido
¿No paso otra cosas raras ante de la vergüenza que vemos ahora?
¿Que paso con la discotecas y el restaurante que había debajo del hotel Cruz del Mar anteriormente a ese fracaso?
Este caso, igual que otros muchos es consecuencia o el resultado de la corrupción en la política.
Realmente es vergonzosa ir paseando y encontrarte con un hotel cerrado y abandonado .cuando hace falta suelo para construir y mas en primera linea de mar »si yo tuviera dinero o alguna posibilidad de poder hacer algo ,lediria ala junta de Andalucia que hay mucha personas mayores que no tiene un hogar un techo donde cobijarse y al mismo tienpo daria enpleo que buena falta un Residencia geriatrica con ginasio. esta es mi opinion
Cuando interesa el despropiar se hace,pero algo muy gordo de corrupcion deber de haber para que este parado tantos años