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Isabel Fayos entiende la música como un medio de comunicación directo con el que conectar con las emociones del público. Para esto, a ella le basta una guitarra, o un piano, y su voz. Es una artista de pequeños espacios, de conciertos íntimos. Su mirada descubre a una mujer con alma, llena de franqueza, bondad y sencillez. Enamorada de Chipiona desde la niñez, le duele esta tierra porque la siente como propia. 

¿Desde cuándo veranea en Chipiona?

La primera vez que vine tenía nueve meses. Mi familia y yo nos llevábamos tres meses de nuestra vida aquí de una manera divertida y lúdica. No solo no he dejado de venir, sino que mi familia está aquí, mi hermano también pasa grandes temporadas en Chipiona.

¿Qué recuerdos le trae?

Siempre que vengo, me acuerdo del olor de mi niñez, una mezcla entre salado y dulce. Mi padre, inevitablemente, también está muy presente, Chipiona le daba vida. Me acuerdo de los buenos momentos que viví en la choza con Emilia, Salvador y sus hijos, de las fiestas en el bar Tani y, sobre todo, de los atardeceres que vivía con mis hijos en la playa del muelle. Yo adoro Chipiona y lo he demostrado con creces, pero por mucho que digas y hagas siempre te consideran forastero.

Si pudieras elegir un rincón, ¿cuál sería?

Las canteras, me encanta. Ahora todo está muy cambiado, yo he conocido a una Chipiona casi virgen, donde había muchas dunas y la playa acababa en Marielo. El rinconcito del muelle, también tiene su encantado, desde allí me he tirado muchas veces de cabeza al agua. Me quedo también con las discotecas y bares de la playa, como el Mojama o el Tani,  donde escuchaba a Rocío Jurado.4-1

La localidad ha sufrido una gran transformación en los últimos años.

En cuanto al turismo, yo he visto paseando por la Isaac Peral a grandes artistas de talla internacional como Cela o Antonio Gala y ahora la gran mayoría viene avasallando, se olvida que viene a una tierra que no es suya y con la idea de que os dan de comer, algo erróneo, porque antes no había turismo y los habitantes de aquí siempre han tenido un trocito de tierra que labrar o se han echado a la mar. Antes hasta para comprar un helado, la gente iba arreglada y oliendo a gloria, pero ahora el que viene se pone la peor ropa que tiene y hasta entra en bares sin camiseta.

En 2007 fuiste la encargada de pregonar el carnaval de Chipiona.

Disfruté muchísimo con los preparativos, con la comparsa ensayando y con el Lanza, que es un artista. Me encantó porque sé lo que significa para Chipiona el Carnaval. En el pregón quise reflejar todo aquello que había vivido yo aquí. Cuando veníamos a Chipiona éramos todos como una familia. Yo vivía en la calle el Barrio, antes Capitán Cortés, y he vivido ahí muchas aventuras. Entonces, el pregón fue una declaración de amor a Chipiona y también un reproche abierto a como la tratamos ahora. Tenía ese margen de libertad de criticar. Un pregón es denuncia, en el que se dice lo que no se puede por otro medio y yo me atreví a decir cosas que quizás un chipionero, por aquello de no ser políticamente incorrecto, no hubiera dicho.

Fuiste la encargada de poner también el toque musical al pregón de Marina Bernal para las fiestas del Moscatel. ¿Qué te sugiere este vino?

Dulzura, las primeras `papitas´ con los amigos. Me traslada a la niñez, era lo primero que probábamos al llegar aquí. Decían que era bueno para abrir el apetito y para entrar en calor por eso lo tomábamos  al salir del agua.

¿A qué le canta Isabel Fayos?

Canto al amor, a la rebeldía y a las miradas, que es lo único que no se puede disfrazar en el hombre. A la hora de componer, le doy mucha importancia al texto, aunque música y texto van de la mano, pocas veces compongo al unísono. Escribo mucho andando. Paseando se me ocurren muchas letras. Luego tengo mucha facilidad para que me cuenten una historia y a poco que le vea el ángulo convertirla en canción. Pepe Moreno me dijo una vez que por qué no le sacaba a Rocío Jurado una canción y dije, pues por qué no, y compuse Vendimiadora de estrellas, porque había una foto donde se veía a ella con su pañuelo y su canasto lleno de uvas de la vendimia, a la que iba con sus vecinas. Y de ahí nació la idea.

¿Qué significa para Isabel Fayos cantar en Chipiona?

Pues un gustazo. Si para mí la música es comunicación, comunicarme con mi gente de Chipiona a través de ella es un lujo. En futuros proyectos me gustaría incluir algunos temas dedicados a este rincón gaditano. Ya he hecho alguno, pero me gustaría hacer más.

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Fotografías: Curro Rodríguez.

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