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El flamenco, el arte y la vida. Tres aventuras que confluyen en una, el libro que está preparando Thomas Grätz con la ayuda de Pepe Miranda y Antonio Yerga entre otros. “La pintura y la vida son aventuras. Y el flamenco, que está muy presente en mi pintura, es una forma de vivir”. La publicación, que surgió por iniciativa de un impresor catalán, es un recorrido por la pintura de este alemán afincado en Chipiona. “La intención con que nace este proyecto no es otra que la de dar a conocer la obra de Thomas Grätz al mundo”. Por eso tiene mucho de recopilatorio y de autobiográfico. “En el arte hay que ser arriesgado. Mi técnica no es una, y tampoco es una fusión, porque todo se identifica. Hay un mix, una técnica mixta. Voy pasando de acuarela a tempera, termino con acrílico… Pero luego en un cuadro todo eso se reconoce. La paella es el ejemplo clásico. Está compuesta de muchas cosas, pero cada ingrediente es perfectamente identificable”.

Thomas Grätz es un pintor revolucionario por su forma de enfocar el costumbrismo. Su concepción de la pintura sobre flamenco le ha dado especial relevancia. “Al cante se le ha hecho mucho daño en la época de Franco, con la Lola de España y todas esas cosas, las banderillas, los claveles… Mucho más flamenco que todo esto es la pintura de Goya. Es un poco arriesgado pero creo que para un extranjero es más fácil abordarlo de esta manera que para un andaluz”.

Desde que allá por 1962, Thomas Grätz iniciase su amistad con Juan el de la Vara el flamenco es parte indisociable de la vida de ese niño que huyó del Berlín de la posguerra y llegó a España haciendo autostop. “Me instalé en Barcelona. Yo tenía entonces dieciocho años. Iba a locales que frecuentaban los gitanos y compartía juergas con ellos. Juergas que a veces duraban días. Es curioso porque en Cataluña había en aquel tiempo más ambiente flamenco que aquí abajo. Me quedé completamente fascinado por este movimiento”. Cuenta Thomas que antes de venir a España, ya conocía el flamenco y lo reflejaba en sus cuadros. “Antes de venir a España yo hacía mucha pintura también de flamenco. También de blues y góspel”.  Su pintura de marcada influencia expresionista está preñada de sentimientos castizos y a la par cosmopolitas. “El sentimiento de libertad que da el flamenco no existe en la pintura moderna”, remarca.

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Este ciudadano del mundo, de condición nómada e investigadora, llegó a Chipiona a principio de los `80  y lo eligió como lugar de residencia, aunque suele pasar largas etapas fuera. Habitualmente, regresando a Nuremberg, su tierra natal. “Me encanta esta tierra. Aquí siempre estoy inspirado, como Manuel `Agujetas´”, apostilla con sorna. Thomas, pasa largas horas en su estudio dedicado a la elaboración de pinturas apreciadas en todo el mundo. En sus ágiles trazos, quedan congelados décadas de sufrimiento y penalidades, sentimientos de profundo arraigo, de amor y desamor, de alegría y de duelo.  “Frente a la pintura tradicional y `kitsch´ está la pintura rompedora de Thomas”, afirma Antonio Yerga, quien coordina la selección de poemas flamencos y firma el prólogo de La Aventura.

En este proyecto, Thomas ha contado también con Pepe Miranda y José Manuel Pérez, dos fotógrafos de Chipiona en los que tiene depositada gran confianza. “Aquí hay un poco de concepto coworking, pero cada uno hace lo suyo. Hay una diferencia muy clara, por ejemplo, entre fotografía y pintura. La fotografía rompe la comunicación. Cojo la máquina, capturo y corto. Esto, el pintor no lo tiene. Y el cantaor menos. Canta cara a cara y no hay nada en medio. Yo tengo mis problemas con la cámara por eso, porque me rompe la comunicación con el objeto o la persona que sea”, aclara el pintor. Aparte de ellos, también estarán implicados los fotógrafos Josep Capellá -natural de Sabadell- y el alemán  Kurt Scheuerpflug.

El libro que se está cocinando con sumo cariño y a fuego lento, verá la luz a finales de año. En él, como no podía ser de otra forma, habrá flamenco. Pero habrá más que eso. Y es que Thomas se atreve con todo. “Lo que no me atrevo es a cantar. Ni a tocar la guitarra. Ni siquiera a acompañar con las palmas. No tengo compás. Eso sí, escucho flamenco y se me ponen los vellos de punta. Eso lo hago muy bien. Y el flamenco también vive de eso”, finaliza entre risas. Un genio de la pintura que siempre anda embarcado en proyectos interesantes, investigando, observando, viajando, conociendo y mostrando su Aventura, su peripecia vital, a través del arte.

Fotografía: Irene Vélez, Pepe Miranda y José Manuel Pérez

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