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Fotografias-Navidad-Irene-Velez-Fotografia-Cadiz07Máscaras horripilantes, vampiros en miniatura que danzan por las calles siguiendo un griterío ensordecedor, brujas que blanden escobas y hordas de zombis ensangrentados que pululan por las calles al caer la noche. Esta fotografía, tan propia de latitudes frías y lejanas, se repite cada vez con mayor asiduidad. Niños y cada vez más adultos, convierten las calles y plazas de los pueblos de España en platós de The Walking Dead. En un retrato viviente y dinámico del proceso de asimilación cultural que trae consigo la globalización. Chipiona, como no podía ser de otra manera, también asiste a este cambio. Las tradiciones acogen en su seno dos maneras de afrontar los nuevos tiempos.

Para Sema Miranda, el presidente de la Asociación Belenista de Chipiona, el fenómeno de la asimilación de costumbres e influencias culturales foráneas no es malo en sí mismo. “Siempre hemos sido un país muy invadido por diversas culturas. Y toda cultura que llegue y aporte cosas positivas, debe ser bienvenida”. La confluencia de mundos y culturas en España, y más concretamente en Andalucía, es tan evidente que el carácter andaluz es el fruto más logrado de toda esta mezcla. El propio Sema, tiene una postura conciliadora. “Yo acepto de buen grado que los niños se disfracen en Halloween, o tengan regalos el 25 de diciembre. Pero sin que se imponga su práctica. Que no eso no sustituya nunca a los Tosantos ni a los Reyes Magos”.

Para Antonio Jiménez, sin embargo, el hueco que poco a poco algunas festividades ajenas a la cultura mediterránea han ido haciéndose en el imaginario colectivo de pueblos como Chipiona va en detrimento de nuestra identidad. “Nosotros mismos no nos ponemos en valor. Nos dejamos llevar por modas”. Este destacado miembro del belenismo local apunta a la comodidad como una de las principales razones para que las familias opten por colocar un árbol de Navidad en su salón y no un belén. “El árbol es llamativo y muy sencillo de montar. Compras uno, lo adornas, y cuando se acaba la Navidad, lo tiras”.

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Tanto Sema como Antonio, son voces autorizadas en la esfera cultural del municipio. Sus opiniones acerca de este fenómeno no son baladíes puesto que la Asociación Belenista, en sus diez años de vida, se ha erigido en promotora principal de las festividades de invierno en Chipiona, y en el corazón de la Navidad de este pueblo. La asociación nace, en palabras de Sema, “defendiendo no solo valores cristianos, intrínsecos a la Navidad, sino también valores culturales, populares, tradicionales, transmitidos de padres a hijos desde siempre”. Al abrigo de la Asociación belenista de Sanlúcar de Barrameda, un grupo de chipioneros apasionados por la Navidad tradicional decide recuperar y fomentar el belenismo municipal, salvaguardando la antigua artesanía en la elaboración de belenes y reuniendo todas las referencias que desde la noche de los tiempos han ido cultivando esta añeja tradición en Chipiona y que hasta ese momento habían permanecido desperdigadas, inconexas, perdidas en la particularidad del hogar de cada uno.

Desde su origen, la Asociación ha perseguido también la ruptura de la monotonía en la organización de las fiestas. Acabar con “lo mismo de siempre” adaptando en Chipiona actividades que en lugares de referencia tan cercanos como Jerez de la Frontera llevan años realizando. “Innovar conservando la esencia”, en palabras de su presidente. En este contexto se enmarcan dos de los eventos de los que tanto Sema como Antonio están más orgullosos: por un lado, el belén viviente organizado en diciembre del pasado año, y por otro, la coronación de los reyes magos en el Castillo y la posterior cabalgata multitudinaria por las calles de Chipiona, el 5 de enero de este año.

El belén viviente, en cuya realización colaboró la Peña Peñita, constituye para Sema Miranda el acto más notable de la vida de la asociación. Empezó el año pasado, pero su éxito, tan inesperado como fulgurante, le concede buenos visos de futuro. “Obtuvo una respuesta unánime. Yo espero que se convierta en el acto más importante del belenismo en Chipiona. Atrae a mucha gente, a gente del pueblo, para la que nosotros hacemos todo”.

En segundo lugar, la asignación de uno de los reyes magos de la cabalgata municipal por parte del Ayuntamiento a la Asociación plasmó este año el inicio de la colaboración. El propio Antonio Jiménez fue el primer miembro de los belenistas en asumir el cargo de rey Gaspar. En cuanto fue elegido por votación entre todos los belenistas, Antonio decidió “enfocar de otra manera” la cabalgata: gestionó la venida a Chipiona de las ropas de los reyes magos de la cabalgata de Jerez, y siguiendo el ejemplo de aquella ciudad (donde se organiza un acto de coronación de las majestades de Oriente en el Alcázar), decidió utilizar el Castillo para celebrar una emocionante coronación el 5 de enero, recibiendo por ello numerosas muestras de agradecimiento y felicitaciones.

Fotografias-Navidad-Irene-Velez-Fotografia-Cadiz06Los referentes de la Asociación están nítidamente definidos: técnica y artísticamente, Jerez; estructuralmente, Sanlúcar. “Jerez es la cuna del belenismo no sólo a nivel andaluz, sino también nacional e incluso internaciona”, asegura Sema. Solo la tradición napolitana de Italia, la otra gran nación mediterránea, rivaliza con Jerez en cuanto a la artesanía y orfebrería del barro y el detalle en los belenes. Al igual que con la visión sobre Halloween, Santa Claus y la invasión cultural, también difieren Antonio y Sema en la concepción de los belenes: Antonio, más purista, prefiere las representaciones extremadamente realistas, cuyo grado de afinidad con la verdad bíblica sea máximo. En cambio, Sema, más heterodoxo, considera que incluso con playmobils pueden conseguirse verdaderas joyas del belenismo, respetando siempre, por supuesto, la estructura canónica. Esta ambivalencia impregna el espíritu del colectivo desde su origen: lo sacro y lo laico, la ortodoxia y la heterodoxia, todo tiene cabida en la defensa de la transmisión popular de la cultura tradicional.

Desde hace diez años, la actividad del colectivo se enfoca principalmente hacia los colegios, la juventud y los niños, ofertando a todos los centros de la localidad los cursos de belenismo y cultivo de la tradición popular que desde la asociación se desarrollan. Para estas iniciativas, así como para todas las que han ido encaminando al sostenimiento y estímulo de una Navidad cada año más participativa e innovadora, han contado siempre con el apoyo político. “Ahí no tenemos queja. Todos los gobiernos municipales nos han apoyado en la medida de sus posibilidades”. En cambio, sí que echan en falta mayor interés y apoyo por parte de la comunidad eclesiástica. Los belenistas se han visto incluso obligados a trasladar su ya habitual pregón de Navidad al salón de plenos del Ayuntamiento debido a las innumerables trabas que encontraban cada año para su celebración en la Parroquia, donde comenzó celebrándose. Esto no ha sido óbice para que el pregón se consolide en el calendario navideño chipionero.

Las actividades ordinarias de la Asociación han conseguido servir de estímulo permanente para la salvaguarda de valores populares tradicionales que quizá, de otro modo, se perderían en el nebuloso devenir de los tiempos. El impulso persistente de los belenistas alienta a unas nuevas generaciones de chipioneros que, como reconocen en la Asociación, mantienen la afición por la Navidad tradicional con los recursos que tienen a su disposición, pero que corren el riesgo de abandonarse a la comodidad de las modas comerciales que desde el potente difusor de los medios de comunicación les llegan envueltas en llamativos oropeles. El proceso, inevitable, del cambio y la asimilación de nuevas influencias, ajenas a las generaciones anteriores, no tiene por qué acabar ni sustituir las costumbres que forman parte de la identidad colectiva de Andalucía y de España, y ahí radica el empeño de la Asociación Belenista de Chipiona. Sin embargo, no acaba ahí la influencia del colectivo belenista en la vida cultural de este pueblo, puesto que, posiblemente de manera involuntaria a la par que inherente a su actividad, la Asociación ha aglutinado en sí misma todas las voluntades, los talentos y las inquietudes de muchos artistas anónimos. Gente cuyo interés quedaría perdido, difuminado en el desconocimiento general de no ser por el esfuerzo de una entidad que canaliza el empeño en construir y mantener tradiciones, costumbres y pedazos de identidad comunitaria. En esto consiste la importancia del asociacionismo en pueblos no demasiado compactos socialmente como Chipiona: las asociaciones libremente constituidas son la tela de araña encargada de abastecer y multiplicar el esfuerzo individual, tanto en el belenismo y la Navidad como en cualquier otra actividad propia de la vida cultural chipionera, que de otro modo sería como el agua de un manantial que va a morir irremediablemente a un pedregal, sin la posibilidad de que terminase regando tierra fértil y propicia para la recolección de frutos en el futuro.

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Fotografía: Irene Vélez

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