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Manuel Miranda de Sardi

Nació en Chipiona el 14 de junio del año 1897, hijo de José Miranda Tirado y de Francisca de Sardi Landa, en la casa número 7 de la calle Marqués de Mochales, en el seno de una humilde familia de agricultores. Era el segundo de cuatro hermanos, Teodoro, Manuel, José María y Francisca. Su padre y su hermano mayor, Teodoro, se afilian al Sindicato ‘Centro Instructivo de Viticultores’ de Chipiona en 1913, integrándose en los sectores más reivindicativos de la localidad, lo cual marcará profundamente la ideología de Manuel y de su hermano, el poeta José María, que asimilaron conceptos como los de solidaridad y lucha de clases desde su adolescencia.

En 1917, con veinte años, contrae matrimonio con Caridad Porras Blanco, de diecinueve, con quien tendrá cinco hijos: José, Diego, Manuel, Francisco y Caridad.

Al final de la dictadura de Primo de Rivera, Manuel se va acercando a los postulados socialistas, ingresando en el Sindicato de Oficios Varios ‘Nuevo Rumbo’, vinculado a la UGT, y llega a ser presidente del mismo en 1930.

Con la llegada de la Segunda República logró formar parte del Ayuntamiento con otros cuatro compañeros. Esta etapa vino marcada por la tensión entre conservadores y socialistas. Los conservadores, valiéndose de su mayoría, ejercieron un bloqueo sistemático a todas las propuestas que se hacían desde la oposición.

En un comunicado, fechado en diciembre de 1931, Manuel Miranda describía que “… es completamente imposible para la minoría socialista de este ayuntamiento el desarrollar labor beneficiosa dado que sus proposiciones son miradas con prejuicios…”.

Pero fue en abril de 1932 cuando Miranda y los socialistas de la localidad vivieron su peor experiencia. El 4 de abril se desarrolló en Chipiona una de las principales huelgas de las que tenemos constancia y que finalizó trágicamente con la muerte de dos vecinos, Fernando Reyes Flores y Antonio Sánchez Moreno.

Esto, junto a otras circunstancias, motivó que el gobernador civil expulsase a todos los miembros del Ayuntamiento. Tras su destitución y coincidiendo con el fallecimiento de su madre, en mayo de 1932, Manuel Miranda salió de la vida política de Chipiona hasta la victoria del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936, momento en que el nuevo gobernador civil, Manuel Muñoz Martín, nombró el último gobierno local de la Segunda República. Los cargos recayeron en el grupo de izquierda encabezado por Manuel Miranda de Sardi, designado como alcalde en la sesión del 25 de febrero.

En mayo de 1936 circuló en Chipiona el rumor de que un grupo de otra localidad iba a incendiar el Santuario de Nuestra Señora de Regla. Manuel Miranda y el resto de componentes del Ayuntamiento acordaron custodiar el Convento. Los carabineros estuvieron durante tres noches prestando servicios de vigilancia. En declaraciones posteriores, el rector del convento, Agustín Zuluaga Bilbao, dijo que durante aquellos días les visitaron un grupo de socialistas que le dijeron “que podía estar tranquilo, que no le ocurriría nada al convento mientras ellos estuvieran en el Ayuntamiento”.

Pero la tensión reinante en toda España alcanzaba incluso a municipios como Chipiona, y el 28 de marzo dos grupos de jóvenes, uno de Falange Española y otro de las Juventudes Comunistas, se pelean en la plaza del Ayuntamiento causando dos heridos.

El golpe de estado se palpa en el ambiente y el 18 de julio se subleva el ejército. La noche del 18 de julio Manuel Miranda ordena la requisa de armas entre la población y se incautaron algunos vehículos para patrullar por el municipio.

Al día siguiente, el teniente de carabineros Vicente Hernández anunciaba la declaración del Bando de Guerra en la región y la toma del pueblo por el poder militar. El día 23, estando Manuel con su hijo Diego en el bar de Ricardo Pimentel, cercano a la Cruz del Mar, fue detenido y llevado a la cárcel municipal sin ninguna orden de detención y sin acusación alguna. Estuvo detenido hasta el 5 de agosto, cuando fue trasladado junto con otros presos al penal de El Puerto de Santa María.

Estando allí preso, su mujer, Caridad Porras, fue a hablar con el rector del Santuario de Regla diciéndole que su marido Manuel “se encontraba detenido en El Puerto y que pronto lo matarían sin haber hecho ningún daño”. Al día siguiente cogió el tren con su hija pequeña, Caridad para llevarle una muda y un canasto con uvas de una finca que tenían en El Barrio. “Cuando mi madre llegó al Puerto le dijeron que ya no estaba allí, pero no le dijeron dónde. Entonces ella volvió a Chipiona pensando que como había hablado con el rector del convento, le había cambiado a mejor. Al llegar a Chipiona le dijeron que había muerto”.

En la madrugada del 17 de septiembre fue trasladado a la carretera de Sanlúcar a Trebujena junto con Tomás Soto Moreno y Manuel Bernal-Bolaño García y fusilado en la cuneta, al pie de unos barrancos con viñas. Los cuerpos de Manuel y de sus compañeros se trasladaron al cementerio de Sanlúcar, donde fueron enterrados.

Manuel Miranda de Sardi dejaba viuda y cinco hijos, y la frustración de quien intentó cambiar las cosas valiéndose de las ideas y encontró la fuerza de las armas como respuesta.

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