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Seis personajes en busca de autor

Desde que empezó como radio libre, o `radio pirata´ para la administración, Radio Chipiona (emisora municipal) se ha distinguido por su incansable labor social y su lucha por preservar y fomentar la cultura local. Desde el respeto, se ha erigido como una voz plural, participativa e independiente donde las presiones políticas y las trabas administrativas no han hecho mella en un equipo humano que se multiplica para atender los nuevos retos que le imponen los tiempos. La radio, que ya no es solo eso, cumple treinta años. Buen momento para hacer balance del camino andado.

Verano de 1982. Un grupo de jóvenes inquietos, con conocimientos de electrónica y pasión por la radio comienzan una locura. “Empezamos a hacer pruebas con una antena y un micrófono inalámbrico que era casi de juguete. Paco Berdugo la instaló en la azotea de su casa. La radio llegaba a unos cuantos vecinos y poco más”, recuerda Servando Carranza. A partir de ahí, procuran mejorar el equipo técnico y que la señal llegue progresivamente a más gente. En aquel laboratorio tecnológico-comunicativo estaba naciendo un fenómeno social. “Poníamos música en un tocadiscos de aguja, con un micrófono al lado que cogíamos cuando teníamos que hablar. Nono Lorenzo, Isabel María Cabo, Felipe Santos…eran gente que sabía mucho de música y los oyentes nos llamaban para felicitarnos”.

La España de principios de los ochenta era un hervidero y Chipiona no era ajena a las nuevas corrientes que entraban en el país. “La movida madrileña y los movimientos culturales empezaban a entrar en Chipiona. Aquí había gente muy formada y la radio serviría como punto de encuentro”, relata Cristóbal Ruiz, actual director de la emisora. La muerte de Franco estaba entonces reciente. El ambiente estaba preñado de nuevos vientos, pero el miedo y el modo arcaico de proceder no habían sido eliminados. “Había un gran vacío legal en torno a las emisoras de radio locales y las amenazas de cierre eran continuas. Nos avisaron muchas veces de que teníamos que cerrar, pero decidimos que no. Que nosotros no cerrábamos”. Las autoridades se encontraron con la oposición del pueblo. “Era sorprendente. La gente estaba dispuesta a salir a la calle por nosotros. Cuando la Policía Nacional vino a la emisora Mari Carmen `la Pajarita´ se sentó dentro y dijo: `yo soy minusválida, si ustedes son capaces de tocarme, háganlo, pero yo de aquí no me muevo´. Tras esto y con muchos testigos, los policías no tuvieron otra que darse media vuelta y marcharse”.
La radio encontró otro punto de apoyo muy importante en el Instituto y todo lo que allí se estaba cociendo. “Había profesores jóvenes como Antonio Yerga que apoyaron mucho la radio y los alumnos entraron en muchos casos a formar parte de ella. Esa generación se unió ahí a la radio y ya nunca dejará de estar con ella”, asevera Cristóbal Ruiz. Pero seguía faltando dar forma legal a la emisora. El Ayuntamiento ya había hecho guiños a la radio, ofreciéndole como local la Casa de la Cultura, que pertenecía antes al Sindicato Vertical. “No podían hacernos emisora municipal oficialmente, pero había un `dejar hacer´. En realidad nos amparaba”.

con el Loco

Ante esta tesitura, el equipo de la radio aprovechó una visita de José Rodríguez de la Borbolla, a la sazón presidente de la Junta de Andalucía, a Chipiona para hablar con él de su situación. “Lo abordamos y se quedó estupefacto. Se vio entre la espada y la pared y nos lanzó un órdago -rememora Servando Carranza-. Nos dijo que no conocía otras emisoras en nuestra situación y que si éramos capaces de localizarlas y ponernos de acuerdo le enviáramos unos papeles y que desde la Junta verían la forma de legalizarlas”. Efectivamente, el equipo de Radio Chipiona se puso manos a la obra. “Nos dividimos Andalucía por provincias entre siete u ocho personas. Le pedimos permiso a Luis Mario para utilizar el teléfono de la Casa de la Cultura y empezamos a llamar. Antes nadie tenía móvil y aquello era complicado. Nos turnábamos por horas para ir llamando a pueblos y capitales. Dimos muy pronto con radio Aljarafe (Tomares), dirigida por Manuel Chaparro y con ellos lo coordinamos todo”. En tres meses, había unos estatutos redactados y se había conseguido dinero para sacar el proyecto adelante. Servando Carranza relata las dificultades del momento y el compromiso adquirido, llegando incluso algunos miembros de la emisora a pedir préstamos de más de trescientas mil pesetas. “Luego lo reponíamos con algo de publicidad y pidiendo por la calle. Hemos llegado a mendigar por Radio Chipiona. No se podía hacer de otra manera. Ha habido épocas complicadas en las que hemos puesto dinero y comprometido bienes familiares incluso”.

El proceso para lograr la licencia definitiva no fue sencillo, pero ya en 1985 Radio Chipiona era una emisora municipal con una estructura humana muy fuerte. Gente muy variopinta estaba en aquel elenco. Se sumó en aquel año Juan Carlos Sáenz, quizá actualmente el rostro más popular de las ondas locales. “Era entonces un chico tímido, que acababa de salir de la `mili´. Fui a su tienda a buscarlo para que colaborara con nosotros. Empezó haciendo deportes y enseguida vimos su pasión por la radio y el periodismo”, afirma Servando Carranza. La fotografía de Gracia y Bely, que se habían formado en un curso ofrecido por Paco `el Laigo´, los inicios en el periodismo escrito de Juan Mellado… Todo se estaba fraguando en aquellos años y al calor de la radio municipal. “Fueron años muy fructíferos. Nacieron asociaciones que hoy día perduran. La ACI, el CANS, la Asociación de Amas de Casa –una de las primeras de España- y que en su día también llevaban temas de consumo, nacen a la par que nosotros prácticamente y poco antes que la radio había surgido la Asociación Cultural Caepionis”. Desde la radio se apoyaría siempre al sano asociacionismo y a la sociedad civil de la localidad. Por eso, se crearon unos premios populares que reconocían los méritos de determinadas personas o entidades en distintos ámbitos. “Había una necesidad social. Luego empezaron a surgir presiones y fueron saliendo premios por doquier. Entonces aquello perdió su razón de ser. Antes que prostituirlos, preferimos hacerlos desaparecer”, refiere Ruiz.

juan con borbolla

La emisora, como muchas asociaciones, ha permanecido durante estos años conviviendo con distintos equipos de gobierno y lidiando con multitud de cuestiones no ya sociales, sino políticas. “El periodismo se juega en dos terrenos de juego –afirma Cristóbal Ruiz en un símil futbolístico- el de la sociedad y el de los despachos. Nosotros nos sentimos más a gusto en el primero, pero hay que saber jugar en el segundo. En el primero jugamos en casa, hemos estado siempre muy arropados. En el segundo a veces hay juego sucio y te encuentras cosas que no te gustan, pero hay que saber moverse ahí también”. Aunque ha habido situaciones complicadas, como la que se vivió con el referéndum de la OTAN, Ruiz reconoce que no puede hablar mal de los políticos locales. “Con eso hubo muchos malos entendidos, pero lo que hicimos fue tomar una postura de reparto equitativo de los tiempos. No le doy tanta importancia porque en general podemos sentirnos dichosos. Las emisoras públicas tienen la ventaja de que están expuestas a la fiscalización, al control y a la crítica de la ciudadanía y la oposición”. La participación ciudadana, también es considerada como un factor fundamental. “Todos los días hay un canal abierto a la participación ciudadana a media mañana y cuando una persona ha llamado y ha dicho algo con respeto. Haya estado gobernando el partido que haya estado gobernando. Esa persona ha salido. Y eso es una muestra de libertad”, reseña el director de la emisora.

En cuanto al futuro de la emisora, Cristóbal Ruiz es optimista, pero recela de la nueva legislación y de los intereses que se están creando. “Hay una guerra de los grandes medios por quedarse con el último trozo del pastel publicitario, que es el de la tarta de lo local. Ahí hasta ahora no han llegado pero quieren meter mano. Están creando una legislación que es un sudoku, pero pese a todo yo siempre digo que con lo local no hay quien compita y yo cuando hablo de comunicación me sigo entusiasmando”. El equipo de Radio Chipiona es un equipo que no solo hace radio, ahora también se ocupa de apoyar a otros departamentos de comunicación del Ayuntamiento y sobre todo es eso. Un equipo.

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Fotografía: archivo Radio Chipiona e Irene Vélez.

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