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La madrugada del primero de junio de 2006 se apagó la vida de una chipionera que ha hecho historia con su voz. Murió la mujer, pero nació el mito. Un legado cultural inabarcable que suma enteros al patrimonio artístico de este pueblo centenario y desconocido en su faceta histórica. Como suele suceder, la muerte de una celebridad genera siempre una conciencia colectiva de reconocimiento y admiración por su figura, a pesar de que Rocío Jurado siempre fue profeta en su tierra. Ahora, cuando ha pasado más de un año desde su muerte, ella sigue estando viva porque su recuerdo se desliza por todos los rincones de su pueblo, y anida en los corazones de todos sus paisanos.

El sonido de su voz, sus canciones que narran la personalidad de una mujer fuerte y apasionada, pero vulnerable y sencilla, tienen ahora otro matiz, otro sentido diferente que hace a los que la escuchan detenerse un momento a pensar en ella y en lo que significa para este pueblo y para todas las almas sensibles al amor y al dolor descarnado. Chipiona no es ya sin Rocío Jurado, y en torno a ella, de forma espontánea y al margen de celebraciones, homenajes y rutas turísticas, se ha enhebrado un culto en torno todos los rincones chipioneros que evidencian la huella de su persona. El hogar de la calle Larga donde nació, el cementerio donde descansa para siempre, junto al mausoleo realizado por Luis Sanguino… este monumento representa a una Rocío serena, en bata de cola, sosteniendo en sus manos un clavel y una rosa. De espaldas al puerto y mirando a su pueblo, en la avenida que lleva su nombre, se encuentra la escultura de Juan de Ávalos inaugurada en 1994. Es ésta la representación de una Rocío más joven e impetuosa, en homenaje a la folclórica que rompió esquemas con su sensualidad y llevó el traje de noche al escenario.

santuario novhe 2La casa ‘Mi abuela Rocío’ es otro de los puntos emblemáticos de la presencia de Rocío Jurado en Chipiona, sobre todo por lo que significó en los días previos y posteriores a su muerte: un velatorio espontáneo, punto de encuentro para todos los que sintieron su muerte, dando fe de su admiración por la artista con mensajes en el enladrillado. También, desde el pasado 8 de septiembre, se puede admirar el mosaico firmado por el artista Diego Montalbán que reza “¡Viva la Virgen de Regla!, ¡Viva la Madre de Dios!”, últimas palabras que dedicó Rocío a la patrona en procesión desde el balcón de su casa.

Al final de la avenida, el Santuario de Regla alberga a la patrona que tanta devoción causó en Rocío Jurado. No se puede pasar por alto otro enclave con sabor y olor a Rocío Jurado: el bar Tani, recién restaurado y abierto por los herederos de Ricardo Naval, ofrece todo un museo fotográfico de la chipionera más universal. Lugar ideal para tomar un respiro tras visitar Chipiona y los puntos encuadrados en la ruta improvisada.

Pero más allá de los lugares que conforman la aún no oficial Ruta Turística de Rocío Jurado, que muchos visitantes realizan ya de forma espontánea, Chipiona se sitúa ante el reto de gestionar el inabarcable legado cultural de la genial artista. Proyectos como el Teatro Municipal Rocío Jurado, que serviría de lanzadera para el Centro Internacional de la Música que la chipionera amadrinó, se encuentran, de momento, paralizados. El museo aún no tiene una ubicación y tampoco se ha creado una fundación municipal que se encargue de gestionar estos proyectos. Según varias fuentes consultadas, la posesión de todos los derechos de la artista por parte de su hija y heredera universal, Rocío Carrasco, está siendo uno de los principales escollos para que las ideas no se lleven a la práctica y Chipiona no pueda rendir tributo a la artista por un lado, y por otro, servirse de dichos proyectos para ganar en atractivos turísticos, en promoción y, en definitiva, para avanzar.

La postura de Rocío Carrasco está siendo criticada por varios agentes sociales y políticos que abogan por continuar adelante con el teatro o el museo, pese a las trabas para no poder utilizar el nombre de la artista. Además de las gestiones municipales, también iniciativas privadas, como la colocación de un mosaico en la fachada de un edificio de viviendas en construcción en la esquina de la avenida de Rocío Jurado, se ha encontrado con la negativa de la hija de la artista. Ante esta coyuntura, las autoridades políticas deben hallar los mecanismos legales que permitan que Chipiona no desaproveche la oportunidad de hacer del legado de Rocío Jurado, una de las piedras angulares en su devenir económico, cultural, turístico y social. Rocío se lo merece. Chipiona también.

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