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Incertidumbre entre los cofrades y un nudo en el estómago ante la veleidosa e impredecible voluntad de la meteorología. Nervios e ilusión mezclados con el temor ante una posible tormenta que bañase nuevamente en lágrimas los anhelos de todo un año. No fue así. Al menos, no fue así del todo. Solo el chaparrón que sorprendió el Viernes Santo a la Hermandad del Cristo de las Misericordias, empañó una Semana Santa en la que Chipiona ha corrido mejor suerte que otras localidades del resto de la provincia.

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El miércoles Santo, el paso de Nuestra Señora de la Piedad realizó buena parte del recorrido inicialmente previsto acompañado por la banda municipal de música de San Fernando. Se tuvo precaución y se acortaron un par de tramos por la posibilidad de lluvia.

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La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo, después de dos años sin realizar su particular estación de penitencia, sí tuvo esta vez la clemencia del tiempo y pudo completar su recorrido. El hecho de llevar dos años sin salir a la calle aumentó la alegría de los cofrades y se vivieron algunos momentos muy emotivos. Jesús Cautivo estuvo acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores Amor de Cristo de San Juan de Aznalfarache y el palio de Nuestra Señora de los Dolores por la Banda de Música Fernando Guerrero de los Palacios y Villafranca.

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Por su parte, las precauciones tomadas por la Hermandad del Cristo de las Misericordias para el Viernes Santo no fueron suficientes.  Las consultas a los partes meteorológicos se sucedían hasta minutos antes de efectuar la salida y se tomaba la determinación de salir acortando el recorrido tal y como había sucedido el miércoles Santo. La banda de cornetas y tambores de la Vera Cruz de los Palacios acompañaba al Cristo y la banda municipal de San Fernando repetía acompañando esta vez a Nuestra Señora de la Soledad.

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Sin embargo, poco antes de las diez empezaron a caer las primeras gotas de agua y un tremendo chaparrón obligó a una retirada a la carrera. El paso del Cristo enfiló la calle Larga y el palio de nuestra Señora de la Soledad hacia lo propio por la calle Isaac Peral buscando refugio rápido en la Parroquia para evitar males mayores. Pese a la lluvia y a la obligada brevedad del recorrido, no faltaron momentos llenos de sentimiento y emoción como los vividos durante la emotiva saeta que se le dedicó al Cristo desde un balcón frente a la sede de la Hermandad Rociera de Chipiona.

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Fotografía: Ernesto Manuel López Sánchez

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