Quien no ha deseado de pequeño, y no tan pequeño, poder volar y contemplarlo todo a vista de pájaro. Verlo todo desde fuera, sin interactuar con aquello que se observa. Ser un mero y privilegiado espectador. Sentir una libertad casi total.
Pues bien en Chipiona hay un grupo de personas que gozan de tales privilegios. Son un grupo de amigos que lo consiguen gracias a su afición por el vuelo en paramotor. En un principio cada uno lo practicaba de manera individual y como buenamente podía, pero a finales del año 2.002 se constituyeron como club, denominándose club de vuelo La Ballena. En la actualidad lo componen catorce socios de Chipiona y de las localidades vecinas de Sanlucar y Rota.
Suelen quedar todos los fines de semana para volar, siempre y cuando el viento se los permita. El viento óptimo para poder volar no es ni muy fuerte ni uno en calma total, ya que se necesita una pequeña brisa para que ayude en el despegue. El día que nos recibieron llevaban tiempo sin poder volar debido a los fuertes vientos que soplaron en las últimas fechas, es más el presidente del club, Ramón, nos comentó que el viento de ese día tampoco era el propicio pero que se encontraba dentro de los límites de seguridad. En sus caras se reflejaba las ganas de volver a disfrutar de las vistas y sensaciones que solo desde ahí arriba son posibles.
Antes de continuar me gustaría explicar por encima de que se compone el equipo para practicar el paramotor. El equipo principal como su propio nombre indica serían el parapente (o cometa), y el motor:
La cometa es muy parecida a la que se usa para la práctica de parapente, es más, en sus orígenes se utilizaba esa misma, pero con el tiempo se le hicieron pequeñas modificaciones por sus diferencias en maniobrabilidad y peso que arrastran. Existen varios tamaños que se adaptan tanto al peso del piloto como al tipo de vuelo a realizar.
La otra pieza indispensable es el motor que va acoplado a la espalda de una silla en la cual va el piloto y mueve unas hélices de madera de unos 90 cms, aunque últimamente se están imponiendo las de fibra de carbono, que son más ligeras y resistentes. El motor a su vez suele ser de unos 80 c.c. de gasolina, teniendo una autonomía de unos 90 minutos aproximadamente (siempre dependiendo del viento, peso del piloto y maniobras realizadas).
Otros accesorios complementarios y de gran utilidad son una brújula electrónica, un altímetro y un GPS. Muy útil estos dos últimos si se vuela en la sierra. No menos importante es el casco, y mucho mejor si lleva incorporado un walky-talky para comunicarse tanto con los compañeros como con una persona de apoyo en tierra.
El precio del equipo puede rondar los seis mil euros para la cometa y el motor y el resto de los accesorios depende de las prestaciones y el fabricante. Aunque la inversión inicial pueda parecer elevada el mantenimiento del equipo es muy sencillo y barato, Silva nos comentaba en tono de broma que el único gasto de mantenimiento que tiene son una garrafa de gasolina y unas cuantas bujías.
Pero eso sí, antes de empezar a volar en solitario se ha de realizar un curso de aprendizaje con el que se obtiene el permiso de vuelo necesario para practicarlo. Los puntos más cercanos donde se imparten estos cursos son en Dos Hermanas y en Sevilla (Tablada). El coste de este curso puede rondar los mil euros, pero si se aprovecha y se compra el equipo a la vez que contratamos el curso nos podemos beneficiar de buenos descuentos.
El otro documento indispensable es la licencia federativa que se renueva anualmente y la cual incluye un seguro obligatorio. Para la obtención de la licencia federativa se ha de pertenecer a un club.
En el apartado de quejas y reclamaciones el Club de Vuelo La Ballena se lamenta de la poca, por no decir nula colaboración del Ayuntamiento con y para dicho Club. Cuando se han ofrecido, siempre gratuitamente, para animar y dar vistosidad a cualquier tipo de evento de nuestra localidad siempre han recibido un no por respuesta, y eso cuando han recibido respuesta. Únicamente en la pasada concentración motera coincidiendo con el Gran Premio de motociclismo de Jerez, se les dio permiso para sobrevolar la avenida de Sevilla. Acto que no se pudo realizar por no existir las condiciones de viento adecuadas. Sin embargo del Ayuntamiento de Rota así como de la Base Militar siempre han encontrado gran apoyo, llegando a participar en una cabalgata de los Reyes Magos y en las fiestas de la Virgen del Rosario.
El principal apoyo que han recibido ha sido de la empresa chipionera Fitocamp, la cual les ha comprado un par de cometas en las cuales se les ha estampado publicidad de la misma para que se observe durante sus vuelos semanales.
Tras muchas horas de vuelo, las experiencias y anécdotas vividas se acumulan. Les pedimos que nos contaran algunas que paso a reproducir a continuación.
En un principio el lugar que utilizaban para el despegue y aterrizaje eran los terrenos de Costa Ballena que actualmente se encuentran en construcción. Pues bien, se encontraban volando por aquella zona y de repente se acercó un helicóptero de la guardia civil que los “invita” a que aterricen, en tierra les esperaba una patrulla que les pidió todo tipo de documentación y les rogó que no volaran por esa zona. Esto sucedió muy poco después del 11-S, y en esas fechas todo lo que volara era altamente sospechoso, y más encontrándonos cerca de la Base Militar. Todo quedó en eso, en una anécdota.
El terreno que actualmente utilizan para sus vuelos fue visitado por el profesional del paramotor Ramón Morillas poco antes de batir el récord de distancia en ruta sin escalas al volar desde Jerez de la Frontera hasta las Islas Canarias. El anecdotario referente a lo que acontece en la intimidad que ofrecen las dunas mejor que queden ahí, en la intimidad.
Fotografía: Manuel Jurado