La cabalgata es la joya de la corona del Carnaval chipionero. Un fin de fiesta que levanta pasiones y en el que muchos invierten un esfuerzo de meses. Un ejercicio de creatividad, ritmo y color que supone, de cara al exterior, la mejor promoción del Carnaval de Chipiona. Los cabalgateros, ante el reto de ponerse de acuerdo, hacen su particular diagnóstico del estado de salud del evento más fastuoso de la fiesta de don Carnal.
Eduardo Aparcero es el presidente de la GRUCA (Asociación de Agrupaciones de Cabalgata) y uno de los hombres con más peso en la Peña Peñita. Una experiencia de treinta años en la cabalgata y mucha responsabilidad a la hora de organizar le hacen ser una de las opiniones de referencia. «Después de treinta años la cabalgata ya está más o menos organizada. Hay muchas cosas que salen solas bien porque las agrupaciones somos responsables, pero falta una persona que la dirija. Y que la dirija bien. Que haga la función que hacía Abel, al que yo muchas veces he criticado porque no entendía el concepto de los semáforos».
En la misma línea se posiciona María Regla Rey, de `Las Galeras´, que cree que medir los tiempos es una de las cuestiones más importantes para que la cabalgata se desarrolle con normalidad, con un ritmo adecuado a lo que el público espera. «Cuando no hay organizadores la medición del tiempo no se cumple siempre. Los grupos grandes, al menos el mío, llevamos esto a rajatabla. Lo cuidamos mucho. No es verdad eso de que, por ser más grandes, nos atrasamos más. Al contrario, todos deberíamos ser más responsables y colaborar. Me parece muy bien que haya gente que salga para divertirse pero las normas hay que cumplirlas».
Esta opinión es algo compartida entre los grupos de más tradición. Conchi Priego, de `Scipionis´, también piensa que la organización debe mejorar e Isabel María Fernández, de `Las Espumas´, cree que el dinamismo de cara al espectador es la principal asignatura pendiente. “Todos tenemos que hacer un esfuerzo para que esto vaya mejorando. El tipo tiene un tiempo determinado y todo el mundo lo debe respetar para que no haya 
cortes. No podemos pararnos cuando no toca”.
Manuel González `Titi´, de la Peña `Yo lo sabía´, echa en falta un mayor apoyo por parte de las instituciones municipales. “La cabalgata es un diamante en bruto al que no se le está dando la suficiente importancia. Esto está cogiendo una gran envergadura año tras año y a los cabalgateros hay que darles su sitio”. Esto es algo que suscribe la mayoría de los cabalgateros. “Que se trate bien a la cabalgata es una exigencia del pueblo porque forma parte de nuestra idiosincrasia y aporta mucho a la cultura y la economía de Chipiona. De hecho, se debería promocionar más a nivel turístico. Una buena promoción exterior haría que viniese más gente, no solo personas de localidades cercanas”, asegura Isabel María Fernández.
Manuel Zarazaga `Popo´, de A.C. Marielo, piensa que al final son los propios cabalgateros quienes tienen que tomar las riendas de los asuntos. “Las instituciones prometen mucho, pero al final dependemos de nuestros propios medios y aunque es difícil ponernos todos de acuerdo, es fundamental para lograr más cosas”. En este sentido, cree que el funcionamiento de la GRUCA, con las mencionadas dificultades es bastante bueno y ve muy necesaria la institución. En cuanto a la operatividad de la propia asociación, Conchi Priego e Isabel María Fernández tienen una opinión muy parecida. Ambas creen que hay que hablar las cosas con antelación, no con el tiempo apremiando. “Es necesario que la GRUCA tenga reuniones periódicas a lo largo del año. Que se elabore un calendario y que todos sepamos cuando va a haber reuniones y que podamos participar y aportar nuestras opiniones con tiempo. Si nos reunimos cuando ya tenemos muy cerca la cabalgata, no da lugar a nada”, asegura la representante de `Las Espumas´. Desde la agrupación `Las Canteras´, que no pertenece a la GRUCA, se estima que la labor de la asociación es necesaria y muy importante para el desarrollo de la cabalgata pero solicitan igualdad de trato para quienes no pertenecen a ella.
Una opinión singular, pero a tener en cuenta es la de José León. Él viene concursando en los últimos años en la modalidad de individuales, para la que reclama más atención. No obstante, sus reflexiones en voz alta seguramente serían compartidas por muchos otros compañeros de grandes grupos. “Estamos haciendo un gran espectáculo y hay que concienciarse de cuidar los pequeños detalles e ir mejorando la organización. Hay dificultades para financiarse y en cuanto a cómo hacer las cosas tenemos muchas ideas y opiniones diferentes. Lo importante es hacer bien la cabalgata y que la pequeña rivalidad sana que hay sirva como motivación para superarnos”.
Otro tema que en los últimos años ha generado una polémica la mayoría de las veces estéril, es la de los `grupos de canto´ (como así se viene denominando desde distintos sectores para englobar a chirigotas, comparsas y otras modalidades de coplas). Para la inmensa mayoría de cabalgateros, estos grupos también tienen cabida en la cabalgata, pero tienen que concienciarse de lo que son. Así lo piensan prácticamente todos y lo expone de manera muy gráfica Isabel María Fernández. “Tienen cabida, pero ellos tienen que tener claro que cuando van en la cabalgata son un componente más de la cabalgata, con todas las consecuencias. Si acatan las normas, son uno más. No tienen porqué deslucir ni perjudicar, pero tienen que saber su papel. A lo mejor hay que hacer una labor pedagógica para que esto se comprenda mejor”. Eduardo Aparcero, a quien le toca en muchas ocasiones ser `el malo de la película´ marca una línea roja que vale no solo para los `grupos de canto´ sino para todo el mundo. “Los grupos que van a divertirse y entienden que divertirse es hacer lo que les da la gana pues a lo mejor habría que decirles que tienen que adaptarse. Es muy duro, pero la cabalgata como concurso tiene unas normas y o te adaptas o si quieres ir a divertirte a tu manera pues estás fuera de concurso. La línea roja está en cumplir las normas”.
Precisamente en redactar unas normas conjuntas se está trabajando desde la Delegación de Fiestas de manera conjunta con la GRUCA. Ésta es una labor fundamental que requiere de un gran consenso. “Es necesario hacer unas bases concretas que sirvan como criterio para todos”, asegura la delegada Davinia Valdés. Para evitar polémicas con el jurado, se está planteando la opción de que cada grupo de cabalgata tenga un representante. “Ese representante puntuaría a todos, menos a su propio grupo. Todos tendrían que aportar dicho miembro del jurado, sean o no de la GRUCA y vengan de donde vengan. Por ahora es solo una opción, pero queremos plantearlo en firme en una reunión”, afirma Davinia.
La crisis está aguzando el ingenio de los cabalgateros para pagar sus costosos disfraces y mientras algunos como `Scipionis´, ponen en marcha rifas para conseguir algo de ayuda, otros simplemente buscan opciones más económicas. Esto puede hacer que la cabalgata disminuya algo su nivel. “Yo confío mucho en la creatividad de los cabalgateros pero esto es como una ola, hay años que está arriba en la cresta, otras veces que bajas, vuelves a subir… Son ciclos y está claro que cuando la economía está mal, hay cosas que no te puedes permitir. Incluso la propia estructura del grupo se resiente porque hay gente no puede salir”, concluye Isabel María Fernández. Luchando contra esta situación, los cabalgateros de nuevo darán mil y una vueltas a su cabeza para buscar la opción que consiga atrapar al público, cautivarlo y hacer que la cabalgata de Chipiona siga creciendo.
Fotografía: Manuel Jurado